lunes, 8 de marzo de 2010

Turuptú...

Seguro que no soy la única a la que le pasa el fenómeno siguiente:
Escuchas una canción, la "descubres" y la escuchas una y otra vez, en bucle, te la sabes de memoria, casi sin prestar atención, porque te sale. El resto del mundo empieza a hacerse con la melodía y pronto todos la tararean como tú (y eso no consigue que deje de gustarte ni mucho menos).
Pasa el tiempo, es ya una canción popular, tú te la sabes pero has dejado de escucharla con tanta asiduidad.
Y un día, no sabrías decir cuánto después desde aquel momento que la descubriste, perfectamente un año, puede que dos... la vuelves a escuchar y al cantarla te das cuenta de cosas en las que no habías reparado antes (o puede que sí, pero que ahora ves con otros ojos -o mejor dicho oyes con otros oídos-).
La "redescubres". Y aunque te la sepas y la cantes igual que al principio, del tirón y de memoria, esta vez le prestas atención.


Y la canción vuelve a ser tuya, y sólo tuya. De manera sencilla, tan simple, tanto que la propia letra te lo canta "I'm yours..."

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