lunes, 5 de diciembre de 2011

¡A por los suecos!

¡A por los suecos!
Os invito a todos a entrar en esta web a votar por un artículo que escribí sobre el viaje de mis amigas y mío de este verano a Estocolmo.
Otra cosa no, pero divertido es. Con tal de que lo publicitéis en cualquier red social ya está votado!
¡¡Gracias!!
Pd. Para las vagas (mujeres) foto de Sueco Buenorro si le dáis al link! ;)

lunes, 31 de octubre de 2011

Lo bueno si es breve...

Ahora que se estila mucho esto de relatos breves o muy breves, una siempre saca diez minutos para contar microhistorias...

http://www.relatosbrevisimosmimosa.com/2011/10/es-particular/

martes, 25 de octubre de 2011

Las palabras que viajan...

"La semana del “accidente” había cumplido los treinta y uno y ya no era un chaval. No era aquel chico que había estado en la selección española infantil, cadete y juvenil. Llevaba tanto tiempo jugando al baloncesto que ya no conseguía recordar el inicio de todo aquello. Sólo sabía que había sido un niño especialmente alto desde la infancia y que eso lo había llevado a meterse en el equipo del colegio, más tarde en los infantiles del club de su ciudad y cuando se quiso dar cuenta era un adolescente de metro noventa con gafas y ya había sido jugador internacional. Y de ahí a debutar con apenas diecisiete años con el primer equipo. Y allí estaba aún. Casi diez años después.
Diez años en los que había ido a un campeonato del mundo con veintidós años, con veintitrés a un europeo y a unos juegos olímpicos con veinticuatro.
Miraba atrás y veía una cancha y una pelota naranja".

(Frangmento del capítulo 16 de "Me alegro por ti").



¿Cuántas veces tiene una la oportunidad de hacer llegar a las manos de la persona que se imagina un texto basado en él?

Cuando escribí en el 2007 "Me alegro por ti" me basé en un par de jugadores de baloncesto para crear el personaje de Víctor Uriarte.
Esta semana he tenido la oportunidad de hacerle llegar el manuscrito a uno de ellos, al más difícil de acceder y el que en mi mente puso cara y cuerpo, movimientos y miradas a ese jugador inventado al que, como madre, le he cogido cariño aunque no exista.


No espero nada ni creo que haya nada que esperar, salvo saber una parte de mi trabajo se siente un poco más realizada.

martes, 20 de septiembre de 2011

Las nuevas tecnologías

Yo antes siempre llevaba papel y boli en el bolso (o bolsillos). Siempre antes de salir de casa revisaba las cuatro cosas que no me podían faltar: llaves, móvil, cartera, bolígrafo. Papel, más o menos fácil, siempre se puede conseguir; el ticket de una compra dado la vuelta, una servilleta etc.
Pero hace un tiempo que el recuento se para en cartera. "¿Para qué necesito un bolígrafo -me preguntaba- teniendo un móvil?" A día de hoy casi todo se puede hacer con ese aparatejo. Necesitas apuntar algo de urgencia e incluso el boli te puede fallar, pero no un dispositivo electrónico diseñado para no apagarse nunca con procesadores de textos y apartados únicamente para notas.
Así pues, yo hace tiempo que apunto mis notas en un teléfono. Y viene bien. Cuántos euros le debes a esa amiga que te pagó el otro día el desayuno, una frase que has oído en el metro y te ha parecido genial para algo pero todavía no sabes qué, una idea de una historia o incluso una historia entera si ésta es breve.
Pero, ¡ah! amigos, los datos de los teléfonos se pueden perder. Resetear, borrar de la memoria para nunca jamás volver a aparecer. Y sé que estáis pensando que más difícil es que pase eso que no perder un simple papel en la inmensidad de un mundo que no lo protege. Ciertamente. Pero los papeles que se pierden siempre están dispuestos a volver a aparecer cuando menos los buscas. Nunca pierdes la esperanza porque sabes que no se han podido evaporar, así, de la nada, como un archivo de un teléfono.
Y es ahora cuando tristemente confieso que he perdido grandes frases (perder cuánto dinero debo no es una desgracia...) y sobretodo he perdido pequeñas historias que en el momento las sentía muy importantes, dignas de estar aquí, y que nunca, a no ser que pasen por un sufrido esfuerzo de reescritura, en cuyo caso la frescura del momento será un espejismo falso, jamás podrán verse aquí.

viernes, 29 de julio de 2011

De vida a la pantalla, ¿o al revés?

Situaciones comunes, como ver una película y pensar "Pff... qué tópico! Esto se ha visto mil veces, que se inventen otra historia!" y luego que te pase en la vida real, quieras escribir una película sobre ello y tus palabras vuelvan a ti por el eco: "¿pero no era algo tan tópico e inverosímil? ¡Pero así es la vida!".

A veces las historias más creíbles son las que por increíbles se hacen cotidianas.

martes, 5 de julio de 2011

Summertime...

Summertime and the livin’ is easy
Fish are jumpin’ and the cotton is high
Oh your daddy’s rich and your ma is good lookin’
So hush little baby, don’t you cry
One of these mornings
You’re goin’ to rise up singing
Then you’ll spread your wings
And you’ll take the sky
But till that morning
There’s a nothin’ can harm you
With daddy and mammy standin’ by



Sea la que sea, cantada por Ella, Caetano o Janis Joplin. Las cosas van a otro ritmo con Summertime.

lunes, 2 de mayo de 2011

On the road

But then they danced down the streets like dingledodies, and I shambled after as I've been doing all my life after people who interest me, because the only people for me are the mad ones, thje ones who are mad to live, mad to talk, mad to be saved, desirous of everything at the same time, the ones who never yawn or say a commonplace thing, but burn, burn, burn like fabulous yellow roman candles exploding like spiders across the stars and in the middle you see the blue centrelight pop and everybody goes 'Awww!'

Leer a Kerouac no sé si hace que tenga ganas de salir a vivir, de sentarme a escribir, de primero uno y luego lo otro, o simplemente seguir leyendo, leyendo...

lunes, 14 de marzo de 2011

Pieces 1

El otro día escuchaba en el metro a una chica dentro de un grupo de amigas quejarse:

"No tengo blackberry ni novio, no sé qué hacer!"

Sí, amigos. Así están las cosas a día de hoy. Cada uno se entretiene con lo que tiene a mano...

martes, 1 de marzo de 2011

Etiquetas

Antes de que mis dedos entren en congelación permanente por pasar en mi piso más de dos horas quieta (y eso que ya estamos en marzo) he decidido acabar con este silencio y esta sequía, porque abrigándome me he visto el brazo, las letras que en él hay, y las ganas han salido casi solas de ello.

Para quien no lo sepa, categorizo las entradas de este blog (y por descontado vamos a extrapolar la selección al resto de departamentos de una vida) gracias a tres frases, las que tengo en mi cuerpo tatuadas... Cada una de ellas resume un departamento en concreto de los temas que me gusta hablar.

·Take a sad song and make it better no es sólo la 2ª frase de esa canción que un día Paul McCartney escribió en 1968. No sólo sirve para recordarme que ante los momentos tristes siempre hay que poner buena cara, sino que tontamente es la etiqueta que uso aquí cuando la música está ocupando lugar importante en el pensamiento diario.

·Words Words Words
es la respuesta de Hamlet a Polonio en la escena VII del acto II de Hamlet. El bueno de William está escrito en mi cuerpo y etiquetado aquí, no para recordarme sino para reafirmar que de palabras vivo, con ellas convivo y para ellas quiero vivir.

·The very stone one kicks with one's boot will outlast Shakespeare
lo escribió Virginia Woolf en el que yo considero su mejor obra, Al faro, fue leerla y acto seguido saber que iba a resumir gran parte de mi vida (y la de todos). A ella me debo y se deben también el resto de etiquetas.

Hoy al ver la letra a mano escrita en mi brazo he pensado que definitivamente era un día de música, y que ésta me iba a hacer nacer las ganas de escribir justo en unas horas vacías en las que tenía miedo de pensar... ¿Lo véis? Mis tres tatuajes han resumido mi vida esta tarde y yo sin saberlo.

Así que sin más prolegómenos os voy a pedir que escuchéis (si ya las conocéis) o bien descubráis, tres canciones. Vale, no, miento. Tres vídeos. Para cada uno cada cual tiene sus segundos que gastar. Pueden resultar indiferentes, pueden animar o pueden colarse en la cabeza, de ahí filtrarse al estado de ánimo y reposar en la superficie de gotas del charco.

No puedo parar de escuchar...

Con sólo verlo sonrío... y no sé porqué!

Y me hace recordar algo que no pasó.


Si es que todo tiene etiquetas en esta vida...