Seguimos con las microficciones de El País...
Ésta es de principios de Agosto:
Sobre su cabeza tenía un cementerio de ropa seca, calcetines de un solo uso, colgados, que nunca nadie recogería. Aún no sabía el porqué de su propia respuesta, esa decisión; vivir en un mundo aséptico, sin tiempo ni opción para encariñarse, para coger costumbre.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario