En todas sus vertientes. Es oírla y darle al repeat como un resorte.
En todas sus versiones. Aretha, Michael Bublé, Sinatra... Otis. Hasta la que hizo Paul Giamatti en Duets, espectacular!
A los treinta segundos ya siento el impulso de querer sacudirme y agitarme.
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Pero sobretodo... adoro a Duckie bailándola.
Es verlo y dejar de tener ganas de atacar el rebost de la cocina donde sé que yace sola esperándome una tableta entera de chocolate. Y eso es tener unas propiedades que pocas cosas en esta vida tienen.
(video, por cierto, coreografiado por el gran Kenny Ortega... ahí lo dejo)
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