lunes, 13 de abril de 2009

La realidad y la ficción.

"Mientras Tina perseguía a los camareros para conseguir más champagne y sus hermanos se escondían detrás de las cortinas como podían, Anna tuvo que ir uno por uno hablando con los familiares de su amiga que había visto con suerte en la fiesta del año anterior y que desde luego no conseguía recordar. Todos comenzaban con un “Ah, ¡claro!” cuando fingían saber quién era ella, y seguían con “¿Y tú que estás haciendo? ¿Trabajas en la agencia con nuestra pequeña Retina?”. La respuesta podría haber sido “No, en este momento estoy muy ocupada intentando saber qué pasa en la isla de Perdidos como para trabajar” sin embargo prefirió optar por respuestas parecidas a “De hecho estoy tanteando el terreno, viendo qué ofertas me compensan más”. Mentira."


Podría hacer una lista de parecidos de mi vida con los de Anna Albert Izquierdo, y no todos ellos son a propósito. De hecho la casualidad ha hecho que lo que era ficción haya pasado a ser la realidad. Un personaje y una situación inventada han terminado por ser el día a día de mi vida. ¿Me estaba autosugestionando hace año y medio o sólo preparádome para lo peor?
Noto que me falta el complemento de 1'93 del brazo. Puestos a ser ficción, serlo con todas las de la ley (de la novela, en este caso).